ADA COLAU.
Mensajeros del futuro
Ada Colau (Barcelona, 1974) es la cara más visible de la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca. Portavoz y una de las impulsoras del
colectivo, lleva una década trabajando por el derecho a la vivienda
La portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca
representa la lucha colectiva y solidaria contra el drama de los
desalojos en España.
Este perfil no será de los más extensos entre los dedicados a los cien
protagonistas del año, pero para mí es sin duda uno de los más
importantes. Y no ya por la interesante personalidad de la retratada,
Ada Colau, sino porque ella representa algo mucho más grande. Por un
lado, ese inmenso agujero negro de dolor que son los desahucios en este
país, un símbolo perfecto de la desigualdad y del abuso, el cráter
hirviente de la crisis, y por otro, ese movimiento ciudadano de base,
esa pelea tenaz y generosa de tantas personas para evitar los desalojos,
para cambiar unas leyes infames, para exigir justicia. “Yo sola no soy
nada”, decía Ada hace poco: “Para que haya una política realmente
transformadora necesitamos procesos colectivos en los que el máximo de
gente participe”. Y participan muchos, desde luego; hombres y mujeres
que, con riesgo de su integridad física y arrostrando multas, han
impedido que se llevaran a cabo 480 desahucios. Y además buscan
soluciones legales, negocian con bancos, exigen con lucidez cambios
políticos. Colau (Barcelona, 1974) tiene un hijo de año y medio, trabaja
en el Observatorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y vive
de alquiler: nada de hipotecas, por favor. Cursó algunos estudios de
filosofía y se le notan: su lógica es impecable y demoledora. En el año
2006 se integró en el movimiento V de Vivienda y comenzaron a denunciar
la burbuja inmobiliaria en tiempos en los que el Estado negaba
alegremente que existiera. Previendo lo que se venía encima, montaron en
2009 la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), en muchos
sentidos precursora del 15-M. Colau, portavoz de la PAH, es un hierro
envuelto en seda, una voz serena que corta como un hacha las hipocresías
del sistema. Sus razones resultan tan evidentes que es imposible
escucharla y no quedar convencido. De hecho, parece saber bastante más
que los ministros y los banqueros. ¿Quién clamaba pidiendo la aparición
de una nueva clase política? ¡Pero si estos ya son los nuevos políticos!
Mensajeros “pacíficos, pero contundentes” que anuncian la llegada de
otros tiempos.
Rosa Montero es escritora y columnista de EL PAÍS.
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