martes, 30 de octubre de 2012

GERVASIO SÁNCHEZ. Luchador incansable contra las minas antipersonas. Gentes que mejoran el mundo



  GERVASIO SÁNCHEZ
Nacido en Córdoba en agosto de 1959, Gervasio Sánchez es periodista desde 1984. Sus trabajos se publican en Heraldo de Aragón y La Vanguardia y colabora con la Cadena Ser y la BBC.
Es autor de varios libros fotográficos: El cerco de Sarajevo (1995) y los publicados por la Editorial Blume Vidas minadas (1997 y 2002), Kosovo, crónica de la deportación (1999), Niños de la guerra (2000), La caravana de la muerte. Las víctimas de Pinochet (2002), Latidos del tiempo (2004), junto al escultor y artista plástico Ricardo Calero y Sierra Leona, guerra y paz (2005).

Coordinó en 2001 junto a Manuel Leguineche el libro Los ojos de la guerra (Homenaje a Miguel Gil) y en 2004 publicó el libro literario Salvar a los niños soldados.
Ha recibido los premios Cirilo Rodríguez, Club Internacional de Prensa, Andalucía de Cultura, Derechos Humanos de Periodismo, Liber Press, Javier Bueno. Las instituciones aragonesas le han concedido la Medalla de Oro de Santa Isabel de Portugal y la Medalla al Mérito Profesional, además de nombrarle hijo adoptivo de Zaragoza. Es enviado especial por la paz de la UNESCO.

 
El problema: las minas antipersonas



Las minas terrestres antipersona son artefactos explosivos diseñados para herir o matar a personas. En sus inicios fueron empleadas para evitar la desactivación de las minas antitanque y para proteger determinadas zonas estratégicas. Pero se hicieron tan populares, que su uso y producción se generalizaron en todo tipo de conflictos.
Una variedad son las bombas de racimo, que al abrirse dispersan una gran cantidad de pequeñas bombas, muchas de las cuales no estallan en el acto.
Arrojadas desde el aire o sembradas sin control, las minas antipersonal pueden permanecer activas indefinidamente. Como su sembrado generalmente no se realiza de manera controlada, no siempre hay información de la cantidad de minas que hay diseminadas ni las áreas minadas, lo cual hace muy compleja y cara la limpieza de las zonas minadas (localizar y destruir cada mina tiene un coste medio de unos 770 euros).


Cuando estallan, no distinguen entre civiles o combatientes, niños o trabajadores humanitarios, lo cual hace que provoquen un gran daño en la recuperación posbélica para el futuro desarrollo económico de los países.
Las minas antipersonal están expresamente prohibidas por el Derecho Internacional Humanitario (DIH), cuya misión es reducir al máximo el sufrimiento humano, limitando el tipo y el uso de las armas en un conflicto para evitar sufrimientos innecesarios. 


Para conocer más pinchar abajo...

http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2011/09/13/vidas-minadas-de-gervasio-sanchez/



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